miércoles, 27 de febrero de 2008

Eres animal vivo en mi cabeza



No voy acumulando recuerdos para los días que se avecinan y será un largo otoño si no consigo material suficiente para ir amenizando los ratos de esta vida mía que va viviéndome. Debería despejarme, activarme, poner en marcha esta máquina de generar recuerdos para el después antes de que me sorprendan los bajos momentos de los bajos fondos de esta memoria mía; qué memoria la mía. El caso es que en estos días que vienen muriéndome no encuentro motivos convincentes para querer recordar algo distinto a ti. Eres animal vivo en mi cabeza, no humo de huesos devastados por el tiempo.

lunes, 11 de febrero de 2008

La guerra de los "20 minutos"




Metro de Madrid, 8:10 de la mañana, entre las estaciones de Sainz de Baranda y Odonell.

"Vamos a ver, señora, no creo que la moleste yo mucho por echar un vistazo de reojo a su períodico, mujer".

Pues sí que le molesta, sí, cómprate uno para tí, me dice. Y eso que el suyo es gratuito, el "20 minutos" me ha parecido ver. La muy guarra.

Miro con gesto resignado a mi alrededor, a la muchedumbre que atesta el vagón, que me estruja los riñones. Para mi sorpresa, la conversación con la señora del "20 minutos" ha despertado su interés, cambiado bostezos de primera hora por sonrisas comprensivas que golpean mi hombro como diciendo "tranquilo, hombre, tranquilo, que hoy es lunes y esto no ha hecho más que comenzar".

lunes, 4 de febrero de 2008

Quién te dice a ti que el mundo no se acabará cuando yo me muera



Nadie. Eso sí, resulta bastante pretencioso insinuar siquiera la cuestión. Yo siempre he sido algo pedante, para qué negarlo a estas alturas. Qué coño, yo siempre he sido muy pedante, un pedante hijo de puta. Por eso sé que más que alegrarme de que no quede nadie vivo después de mi muerte (que realmente me la pela), lo que me llena de satisfacción es la idea de ser el primero del mundo en morirme. El primero del resto del mundo. Yo primero pero todos los demás inmediatamente después. De eso, actualmente, no creo que pueda presumir nadie.

Pero claro, los muertos no presumen por muy pedantes que sean o pretendan ser.

Robado a Ernesto Pitis sin autorización previa